A veces tenemos hábitos que los seguimos por puro instinto y costumbre y no nos damos cuenta de que hacerlo nos convierte, directamente, en señores de la tercera edad.
1. Con lo placentero que resulta dormir a pierna suelta y la de arrugas que nos deja en el rostro dormir de lado, con uno de los dos lados de la cara apoyado en la almohada.
2. Dormir menos de seis horas provoca que las facciones del rostro parezcan agotadas y que la piel se muestre seca y deshidratada, también desgastada, vieja y sin brillo.
3. Comer azúcares no sólo nos hace aumentar innecesariamente de talla de pantalón, también nos mete de lleno en el proceso llamado glicación: momento en el que el rostro pierde luz y ganamos arrugas.
4. Padecer de estrés o, lo que es peor, no hacer nada por remediarlo también nos sumerge en el mal del cansancio, cuyo rostro el espejo que mejor encuentra el cuerpo para manifestarse.
5. Pasar muchas horas frente al televisor y sin levantarse del sofá hace que el azúcar que consumimos quede en nuestras células y empiece a taponarnos hasta los poros de la cara.
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