Por Universia
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La búsqueda de empleo es un proceso que puede llegar a ser largo y complejo. Por lo tanto demanda de ti, como candidato, que lleves a cabo una gestión emocional que te ayude a conseguir el objetivo final. La inteligencia emocional se presenta aquí como una competencia que puede llegar a ser determinante en ciertos aspectos y es importante entender por qué. Te lo contamos.
Como en cualquier otro aspecto de la vida, si te encuentras animado y con confianza verás todo de manera optimista. Al comienzo de toda búsqueda activa de empleo, por norma, seguro que esperas dar con ese puesto soñado en un periodo corto de tiempo. Sin embargo, hay aspectos que no puedes controlar y así lo que pensabas que te llevaría unas semanas o tal vez algunos meses puede convertirse en un proceso más largo de lo esperado.
Eloy Doncel, director de la consultora Conzientemente, tiene experiencia acompañando a organizaciones a desarrollar culturas corporativas centradas en las personas. Como él apunta a Universia, hay que tener una gran fortaleza e inteligencia emocional, pues encontrar el trabajo soñado llega a ser como subirse a una montaña rusa. “Cuando recibes respuesta a tu candidatura o te admiten en un proceso de selección es como una subida, pero luego llegan momentos valle o de bajada, cuando te dan un ‘no’ por respuesta. Es complicado no desanimarse”, comenta.
Es necesario, como candidato, que te conozcas a la perfección. Eso te dará seguridad a la hora de afrontar esta tarea, saber cuáles son tus cualidades, tus aptitudes, tus características y, en definitiva, tu valía. Igualmente te permitirá adelantarte en esos momentos en los que vas tomando conciencia de que tambalea el ánimo.
En tales situaciones, Eloy Doncel aconseja que tomes conciencia de qué está en tu mano, qué puedes hacer para acercarte a esa oferta de empleo: contactar con la empresa, que la entrevista sea lo más productiva posible, mejorar tu capacitación, etc. Por contra, se dan aspectos que no estarán en ti y que solo van a generarte “ruido mental, inquietud y que nos llevan a un estado emocional que va a dificultar dar lo mejor de nosotros mismos”. En esos casos, focalízate en lo que sí controlas, en qué puedes mejorar, y deja de lado aquello que no depende de ti de forma directa.
Todo esto se consigue trabajando la inteligencia emocional. Stéphane Côté, investigador y docente de Comportamiento Organizacional de la Universidad de Toronto (Canadá), comparte en un artículo que la inteligencia emocional es, en parte, innata, pero “puede desarrollarse con una serie de prácticas específicas”. Es por eso que todos deberíamos esforzarnos en adquirirla.
Inteligencia emocional para encontrar trabajo
Son varios los aspectos en los que las emociones y su adecuada te facilitarán el camino hacia el empleo soñado. Ya hemos apuntado que influyen notablemente a la hora de encontrar trabajo y, además, te van a dejar una serie de aprendizajes que te serán muy valiosos en tu futuro.
1. Conocer mejor tus fortalezas y cualidades
El ser consciente de tu valía profesional y personal te dará seguridad en el momento de presentarte como candidato a una oferta de trabajo. Y si te citan para una entrevista, ten siempre presente esas virtudes, tu formación, tu trayectoria, tus habilidades, aquello que te hace diferente, especial y, por ende, valioso.
2. Desarrollarte durante el proceso
Probablemente recibas alguna que otra negativa a lo largo de tu carrera profesional. No desesperes y aprende de ello. La capacidad de adaptación, la resiliencia, el interés por seguir aprendiendo y mejorar tu candidatura te permitirán presentarte a otros procesos de selección con más seguridad y garantías. El rechazo, al igual que los errores y los tropiezos, han de tomarse como lecciones de vida. Jamás te dejes llevar por la negatividad.
3. Ser conscientes de los empleos a los que sí puedes postular
Es imprescindible, una vez encuentras una oferta de trabajo, hacer cierto examen de conciencia y entender que hay propuestas para las que no damos el perfil. Cuando exigen un tiempo de experiencia en puestos similares, conocimientos de idiomas que no tenemos, etc. Hay que ser honestos con uno mismo para aceptar donde sí puede estar tu lugar y en qué sitios no. Como comenta Eloy Doncel, “la aceptación es algo que no suele gustarnos”, es un plato en ocasiones complicado, pero esa aceptación va de la mano de saber ya cómo gestionar lo que uno siente.
4. Ser la mejor versión de uno mismo
Nada de fingir o intentar parecer lo que no eres. Eloy Doncel utiliza la palabra “naturalizar” para intentar que, en un proceso de selección, no nos convirtamos en “una versión reducida de nosotros mismos” por las inseguridades y los miedos. Intenta conectar con tu interlocutor y deja la máscara o el disfraz. “Ten confianza y piensa que si has llegado hasta ese punto es por tu valía, porque lo mereces”, sentencia el director de Conzientemente.
Como parte intrínseca del ser humano, las emociones juegan un papel primordial en la búsqueda de empleo. No dejarse llevar por el desánimo en los momentos de incertidumbre es la mejor forma de seguir dando pasos adelante, aprendiendo cosas nuevas y estar más preparado para alcanzar ese puesto de trabajo que deseas.
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