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La creatividad es un fenómeno psicológico de gran importancia tanto a nivel individual como colectivo. Necesitamos creatividad cuando tratamos de resolver un problema cotidiano y es indispensable en la ciencia, el arte o la tecnología. Para bien o para mal, la creatividad nos distingue de los demás seres del planeta, siendo, quizás, el rasgo más determinante de los humanos.
El principal obstáculo para el estudio de la creatividad a nivel científico es llegar a un consenso sobre su definición. Una de las propuestas más completas es quizás la del psicólogo Philip E. Vernon (1989): “La creatividad es la capacidad de la persona para producir ideas, descubrimientos, reestructuraciones, invenciones u objetos artísticos nuevos y originales, que son aceptados por los expertos como elementos preciosos en el campo de la ciencia, la tecnología o el arte. Tanto la originalidad como la utilidad o el valor son propiedades del producto creativo aunque estas propiedades pueden variar con el tiempo”.
Con un enfoque un poco más abstracto y general, otros autores definen la creatividad como la “capacidad de producir ideas nuevas, originales y apropiadas” (Sternberg y Lubart, 1991).
La creatividad es muy demandada en el trabajo, ya que los creativos pueden favorecer el nacimiento de productos únicos e ingeniosos, capaces de abrir nuevos mercados o hacer adquirir posiciones dominantes en los que ya existen. Las empresas buscan personas originales e innovadoras que les ayuden a mejorar y obtener ventajas frente a la competencia. Es por ello que los creativos, en la economía del conocimiento, constituyen la riqueza intangible más importante.
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Qué es la creatividad
La creatividad, sin embargo, es también un misterio. ¿Por qué algunas personas son más creativas que otras? ¿Hay gente que no tiene creatividad? En realidad, no hay personas sin creatividad, solo aquellas que aún no han encontrado su tipo de creatividad.
El psicólogo John D. Mayer, en 1983, argumentó que un individuo no manifiesta creatividad en todas las situaciones, sino que es una capacidad cognitiva específica que permite resolver solo problemas igualmente específicos. Y no puede expresarse sin dominar ciertas habilidades.
En la investigación psicológica del pensamiento creativo se manifiesta la distinción entre dos corrientes: la ‘asociativa’ y la ‘factorial’.
Según los ‘factorialistas’, el pensamiento es una unidad que se puede descomponer en partes o elementos clave llamados precisamente factores. Louis Leon Thurstone, en 1952, identificó cinco factores actitudinales: razonamiento abstracto; el espacial; habilidad numérica; fluidez y significado verbal.
De opinión diferente son los ‘asociativistas’, según los cuales el pensamiento consistiría en un sistema de asociaciones, es decir, de vínculos entre contenidos mentales. Se han identificado diferentes tipos de asociaciones, según las condiciones del entorno en el que se encuentra un individuo. Esto introduce el concepto de contexto.
Asociativistas y factorialistas coinciden en identificar la flexibilidad y la fluidez como los principales elementos del pensamiento creativo. La posibilidad de que un individuo produzca asociaciones originales depende de dos factores:
- La abundancia de ideas que es capaz de generar, correlacionada con la cantidad de información disponible para el sujeto.
- La facilidad del sujeto para moverse en diferentes niveles de pensamiento, asociando elementos distantes entre sí.
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Por su parte, el psicólogo Joy Paul Guilford identificó dos factores clave en el mecanismo creativo: pensamiento ‘convergente’ y ‘divergente'. El primero es el pensamiento condicionado (lógico-cognitivo), que lleva el razonamiento a circunscribir el problema, encauzándolo hacia soluciones que conduzcan a una única respuesta pertinente. El pensamiento divergente va más allá del problema original, explora varias direcciones y produce algo nuevo y diferente.
Guilfors también considera que el principal aspecto que distingue al pensamiento creativo es la fluidez, es decir, la capacidad de producir muchas ideas sin referencia a su calidad o adecuación al propósito de resolver el problema. Cuanto más abundante sea el número de hipótesis producidas, mayor será la posibilidad de que una de estas pueda ser útil para resolver el problema.
Tipos diferentes de creatividad
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Dicho todo esto, existen diferentes tipos de creatividad. Alfred Edward Taylor, en 1956, postuló la existencia de cinco tipos diversos: expresiva, productiva, inventiva, innovadora, emergente. Todos estos tipos de creatividad actúan en dos niveles distintos y se manifiestan en diferentes campos.
En científicos, técnicos y en productos artísticos o culturales de alto valor (creatividad innovadora y emergente).
En acciones y problemas cotidianos (creatividad expresiva, productiva e inventiva).
Según el autor, las personas se diferencian entre sí no sólo por la ‘cantidad’ creativa que poseen, sino, sobre todo, por la ‘calidad’ y el tipo de creatividad. Por su parte, el profesor de la Universidad de Michigan (EE.UU) Jeffrey Thomas DeGraff ha identificado estos cinco tipos de creatividad.
1. Creatividad mimética
Este tipo de creatividad se centra en copiar, imitar o reproducir algo de forma idéntica. Es una tipología básica y poco elaborada, ya que incluso los animales son capaces de desarrollarla.
2. Creatividad analógica
Las analogías nos permiten resolver problemas más complejos. Se utilizan para transferir la información que entendemos y dominamos con el objetivo de resolver dificultades. Generan nuevas ideas.
3. Creatividad bisociativa
Este tipo de creatividad se da cuando nuestro pensamiento racional se conecta con el pensamiento intuitivo. Es lo que podemos definir como el '¡Eureka!’ o insight. La creatividad bisociativa nos permite conectar una idea que nos resulta familiar con otra que no lo es, con el objetivo de crear un concepto diferente.
4. Creatividad narrativa
Es la capacidad de crear historias, que suelen seguir un orden constante. Conectan y unen personajes, acciones, descripciones, tramas, narraciones y gramática. Debido a que es fácil reconstruir estas historias y crear algo nuevo, la creatividad narrativa es muy útil para pensar de diferentes maneras.
5. Creatividad intuitiva
En este caso, la intuición se refiere a la capacidad de recibir ideas y desarrollarlas en la mente sin necesidad de imágenes externas. Por eso, bloquear por un momento todos los mecanismos de razonamiento automáticos, facilita el desarrollo de la creatividad intuitiva.
Finalmente, en un sentido práctico, necesitamos algunos recursos concretos que nos ayuden en nuestro camino creativo: inteligencia, motivación y personalidad. Y, sobre todo, conocimiento basado en la formación. Sin estos elementos es muy difícil ser creativos.