Por Sonora Star
Lee las siguientes dos perspectivas:
“Cuando cometo un error o me desempeño mal, soy mi peor crítico”.
“Cuando cometo un error o me desempeño mal, me relaciono conmigo mismo. Nadie es perfecto”.
A largo plazo, ¿qué mentalidad crees que conduce a mayores niveles de logro?
De acuerdo con una encuesta realizada por el coach de liderazgo Jeff Hade a usuarios de LinkedIn, la gran mayoría se identificó con la primera opción. Se trata de personas duras consigo mismas y luchan por lograr perfección en todo lo que hacen.
Sin embargo, de acuerdo con el experto, ninguna persona que se respete a sí misma, que se esfuerce y que esté orientada al éxito piensa de esa manera.
Según un estudio de 2012 publicado en Personality and Social Psychology Bulletin, tratarse a sí mismo con autocompasión, es decir, ver las debilidades, los fracasos y los errores como una parte natural de la vida, nos motiva a mejorar nuestras debilidades y también nuestro rendimiento.
Paradójicamente, adoptar un enfoque de aceptación del fracaso personal puede hacer que las personas estén más motivadas para mejorarse a sí mismas.
En este tema, la fortaleza mental sienta las bases para alcanzar el éxito a largo plazo. Pero ser duro contigo mismo no desarrollará la fortaleza mental. Otro estudio de 2014 reveló que el aumento del estrés proveniente de la autocrítica en realidad aumenta los niveles de procrastinación.
Autocompasión y mentalidad de crecimiento
Aunque puede sonar demasiado cálido y difuso, el respeto por uno mismo y la autoestima nos recuerdan constantemente que no solo podríamos, sino que deberíamos hacer las cosas de una mejor manera. En pocas palabras, nos mantiene avanzando.
Según una investigación sobre logros y éxito de la psicóloga Carol Dweck, la gente tiende a adoptar uno de dos enfoques mentales con respecto al talento:
Mentalidad fija: la creencia de que la inteligencia, la capacidad y la habilidad son innatas y relativamente fijas: “tenemos” aquello con lo que nacimos. Las personas con una mentalidad fija suelen decir cosas como “No soy tan inteligente” o “La ciencia no es lo mío”.
Mentalidad de crecimiento: la creencia de que la inteligencia, la capacidad y la habilidad se pueden desarrollar mediante el esfuerzo: somos aquello para lo que trabajamos. Las personas con una mentalidad de crecimiento suelen decir cosas como “Si sigo trabajando, lo conseguiré” o “Está bien. Solo necesito intentarlo de nuevo”.
No importa cuán grande sea tu autoestima, cuando asumes que eres lo que eres y las cosas se ponen difíciles, comienzas a sentirse impotente porque crees que lo que “eres” no es lo suficientemente bueno. Y cuando piensas eso, pospones las cosas. O incluso dejas de intentarlo.
Es por eso que las personas con una mentalidad de crecimiento tienden a ser más tranquilas consigo mismas, pero sin olvidar su enfoque en la mejora o el logro.
En lugar de decirse a sí mismos: “Debería ser mejor que esto”, las personas con una mentalidad de crecimiento piensan: “¿Malas noticias? Eso no salió perfectamente. ¿Buenas noticias? Trabajé duro, aprendí algunas cosas y sé qué hacer de manera diferente. La próxima vez será”.
Y los riesgos no son algo que deba evitarse. Porque todos cometemos errores. Todo el mundo falla. Las personas que tienen éxito, cualquiera que sea su definición de ‘éxito’, son las personas que encuentran la motivación para seguir intentándolo y levantarse después de caer.
Aceptar la autocompasión no significa relajar los estándares o reducir tus metas. Ser autocompasivo significa aceptar que el fracaso es un paso natural en el camino hacia nuestro objetivo final.
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