Por Muy Interesante
Imagene / Pixabay
Los volcanes no solo han forjado nuestro planeta tal y como lo conocemos, sino que han dado forma a la historia de la humanidad desde el principio de los tiempos. Lo cual resulta sorprendente, si nos limitamos a describir notarialmente lo que es un volcán: una grieta de la corteza terrestre por la que emerge magma –roca fundida en estado líquido– en forma de lava y gases.
Pero los efectos de los volcanes también son ambivalentes en el sentido de que pueden desencadenar catastróficos desastres naturales y extinciones masivas, pero a la vez son eventos necesarios e inevitables de los propios procesos físicos de la Tierra y del movimiento de las placas tectónicas.
Por ello, los volcanes también son bastante ubicuos: los hay a casi 7000 metros sobre el nivel del mar, como el Nevado Ojos del Salado, en la cordillera de Los Andes; los hay submarinos, como el Tagoro, en la isla de El Hierro; e, incluso, los hay extraterrestres, caso de los más de 150 volcanes en activo que hay en Ío, uno de los satélites de Júpiter. De hecho, la montaña más alta del Sistema Solar es precisamente un volcán que se eleva por encima de los 22 kilómetros, casi tres veces la altura del Everest. Hablamos del marciano Monte Olimpo.
Miles de amenazas latentes en todo el mundo
Si nos centramos en nuestro planeta, más de 1500 volcanes han estado activos en los últimos diez mil años. Solo Estados Unidos e Indonesia suman casi trescientos. Italia, con catorce, es el país que cuenta con mayor número de volcanes. Y una zona en el océano Pacífico es conocida con el ominoso nombre de Cinturón de Fuego, debido a que en ella se concentra la mayor parte de los volcanes del mundo. Solo en 2021, se produjeron al menos un total de 69 erupciones volcánicas.
Sin embargo, a pesar de su amenaza latente, continuamos viviendo cerca de ellos confiando en que no volverán a despertar. Esta inclinación contradictoria, como devotos frente a un dios colérico y caprichoso, la explica la sismóloga Lucy Jones en su libro Desastres. Lucy sostiene que las grandes catástrofes moldean nuestra historia: las pendientes de los volcanes son lugares fértiles, y los suelos volcánicos, porosos, ricos en agua y nutrientes. Necesitamos habitar cerca de ellos como lo hacemos en las proximidades de los ríos y manantiales que se forman a lo largo de las fallas, porque el agua es accesible (a pesar de los terremotos y las inundaciones), o de la costa, por la pesca y el comercio (a pesar de los tsunamis). Por ello, la ciudad de Seattle está junto al monte Rainier, Tokio próximo al monte Fuji y Yakarta está rodeada de cinco volcanes activos.
Durante siglos, la tradición judeocristiana se conformó con vincular las erupciones volcánicas con los castigos divinos, como la erupción del Vesubio del año 79, que sepultó Pompeya y que se atribuyó al saqueo de Jerusalén a manos de Roma nueve años antes. El estudio de los procesos físicos que subyacían al vulcanismo, sin embargo, no solo nos permitió entender las causas, sino también muchas de sus consecuencias para el ecosistema y, por extensión, el propio devenir de la humanidad.
Por ejemplo, la erupción de Okmok, un volcán situado en Alaska, probablemente contribuyó a la caída de la República Romana en el 43 a.e.c. Otros volcanes forjaron islas o cambiaron el clima, como la erupción del volcán Tambora en 1815, en la isla indonesia de Sumbawa, que arrojó a la atmósfera millones de toneladas de polvo, cenizas y dióxido de azufre, lo que enfrió las temperaturas del planeta, debido a la reducción de la luz solar. Aquel año no hubo verano. El oscurecimiento de los cielos de medio mundo, ciertamente, inspiró terror en muchas personas, pero también estableció algunas líneas maestras del Romanticismo, con Lord Byron escribiendo el poema Darkness; Mary Shelley, Frankenstein; y Polidori, El vampiro.
El 27 de agosto de 1883, en la isla de Mauricio también se pudo oír el sonido más fuerte jamás registrado en la Tierra, la erupción del volcán Krakatoa, a pesar de que se encontraba a 5000 kilómetros de distancia. Considerado el mayor desastre natural del siglo XIX, su onda expansiva dio cuatro vueltas al planeta. Los diamantes, que se forman en condiciones de calor y presión extremos bajo la tierra, también emergen a la superficie gracias a las erupciones volcánicas. Incluso, si hacemos caso a la imaginación de Julio Verne, un volcán, el Snæfellsjökull, situado en el oeste de Islandia, puede constituir el acceso directo perfecto para viajar al centro de la Tierra.
La influencia de los desechos de los volcanes es tan importante que incluso ha influido en el propio lenguaje, desde la creación de juegos como The Floor is Lava (El suelo es lava), en el que debe evitarse tocar el suelo para no herirse, hasta la proposición de la palabra no técnica más larga del inglés para referirse a la enfermedad causada por la inhalación de los restos de un volcán: pneumonoultramicroscopicsilicovolcanoconiosis.
El término hace referencia a una variante de una afección pulmonar incurable llamada neumoconiosis, originada por el sílice pulverizado que expulsan los volcanes. Muchos dinosaurios, de hecho, murieron por este hecho hace 66 millones de años, cuando un asteroide que impactó contra la Tierra levantó una enorme polvareda de sílice.
Si bien hay muchos volcanes activos en todo el mundo, los expertos generalmente clasifican los más peligrosos como aquellos que están más cerca de áreas densamente pobladas. También resultan amenazantes aquellos que han permanecido mucho tiempo sin entrar en erupción, porque albergan más presión en sus entrañas, lo que podría desencadenar una explosión más violenta.
La madre de todos los volcanes
Y, finalmente, la madre de todos los volcanes, los conocidos como supervolcanes: no importa donde estén situados, porque constituyen una amenaza global para toda la humanidad. La simple erupción de uno de ellos podría ser suficiente para provocar una extinción masiva, y se cuentan, al menos, veinte en todo el mundo. El supervolcán de Yellowstone, en Estados Unidos, es uno de los más famosos, así como uno de los más potentes, si bien también podemos encontrarlos en el lago Toba, Wah Wah Springs y la zona volcánica de Taupo. Afortunadamente, las erupciones no son muy frecuentes: una media de una cada cien mil años.
En el año 2021, se pudieron ver erupciones de lava de volcanes en Islandia, San Vicente y las Granadinas, el Kilauea en Hawái y la región de Cumbre Vieja de La Palma. Tales erupciones nos recuerdan que existen volcanes activos peligrosos que continuarán siendo una amenaza potencial para nuestra civilización, como bombas sin explotar de una antigua guerra, pero que a la vez son un engranaje insustituible de la maquinaria de nuestro planeta: con su vapor y su calor, permitieron de hecho que muchas plantas y animales sobrevivieran a diferentes períodos glaciales. Debemos asumir la perspectiva de que siempre estarán cerca de nosotros. Como dioses a punto de entrar en cólera.
1. Cotopaxi
Ubicación: Latacunga, en la provincia de Cotopaxi (Ecuador)
Altura: 5897 metros sobre el nivel del mar (m s. n. m.)
Tipo: Estratovolcán activo
Tipo de rocas: Toba volcánica
Última erupción: enero de 2016
El Cotopaxi es uno de los volcanes activos más altos del mundo. La primera erupción registrada data del año de 1757, y provocó graves consecuencias para la población del asentamiento de Latacunga. Desde 2003 se registran incrementos en la actividad volcánica, pero fue la del año 2015 la de mayor actividad reportada. Con su imponente forma cónica cubierta de nieve, se eleva majestuoso en el Parque Nacional Cotopaxi, a unos 60 kilómetros de Quito.
Desafortunadamente, debido al cambio climático antropogénico, su corona de nieve perpetua está acelerando su proceso de regresión. Etimológicamente, en lengua originaria kichwa Cotopaxi significa 'trono de la Luna'. Una leyenda inscrita en la tradición de los pueblos andinos de Ecuador explica que el Cotapaxi continúa hoy activo y enfadado debido a una rivalidad con otro volcán, el Chimborazo, que fue originada por lograr el amor del volcán Mama Tungurahua. El duelo se resolvió a favor de Chimborazo, que conquistó el corazón de Mama Tungurahua.
2. Yasur
Ubicación: Isla de Tanna (Vanuatu)
Altura: 361 m. s. n. m.
Tipo: Estratovolcán activo
Tipo de rocas: Andesita
Última erupción: enero de 2016
El Yasur ha estado entrando en erupción periódicamente desde hace siglos, tanto es así que, en ocasiones, sucede varias veces en una hora. Sus erupciones son de tipo estromboliano, es decir, que liberan grandes cantidades de gases y su lava es escasamente fluida. Además, las explosiones son atronadoras y pulverizan la lava, lo que origina una gran cantidad ceniza en el ambiente.
Dada su importancia como atracción turística, el Gobierno local ha desarrollado varios niveles de acceso del público al volcán en función de la actividad de este, que va desde baja actividad (nivel cero, lo que permite el acceso al cráter) hasta gran erupción (nivel cuatro, completamente prohibido).
Desde 2016, ha pasado de nivel uno a nivel dos (acceso al cráter prohibido, porque la lava puede desbordarse). Se cree que, al igual que si fuera un faro, fue el brillo del Yasur lo que llamó la atención del capitán James Cook en 1774 para llegar hasta aquí.
3. Anak Krakatau
Ubicación: Estrecho de Sunda (Indonesia)
Altura: 110 m s. n. m.
Tipo: Estratovolcán activo
Tipo de rocas: Andesita
Última erupción: 10 de abril de 2020
Algunas de las últimas erupciones han provocado daños catastróficos. El 27 de agosto de 1883, por ejemplo, el Krakatoa acabó con la vida de 36 000 personas después de originar un tsunami con olas de 22 metros. Fue entonces cuando el volcán fue engullido por el mar casi totalmente. Sin embargo, en 1927 apareció la isla y el volcán Anak Krakatau, y desde entonces también ha entrado en erupción periódicamente. Por esa razón, su nombre traducido del idioma indonesio significa 'hijo del Krakatoa'.
El 22 de diciembre de 2018, otro tsunami causado por una erupción del volcán Anak Krakatau golpeó la región costera de Bantén y Lampung, en Indonesia, lo que provocó casi quinientos fallecidos. La isla está deshabitada, pero es visitada por turistas con frecuencia. Además, sus fértiles suelos han hecho germinar las semillas que el viento y las olas han traído hasta aquí. Las arañas fueron los primeros animales en llegar a la isla.
4. Vesubio
Ubicación: Nápoles (Italia)
Altura: 1281 m s. n. m.
Tipo: Estratovolcán activo
Tipo de rocas: Tefrita
Última erupción: 1944
A solo nueve kilómetros de la ciudad de Nápoles, el Vesubio se alza al sur de la cadena principal de los montes Apeninos. Está considerado como uno de los volcanes más peligrosos del mundo, ya que a su alrededor viven unos tres millones de personas. Además, es el único volcán situado en la parte continental de Europa que ha sufrido una erupción en el siglo XX. Su erupción más relevante a nivel histórico fue, sin duda, la del 24 de agosto del 79 e.c.
Esta sepultó la ciudad de Pompeya, muy conocida como sitio de vacaciones para los más ricos y poderosos de la época. La lava alcanzó la ciudad a una velocidad de 110 km/h, pero aquel flujo piroplástico también conservaría los restos de la ciudad como un insecto preservado en ámbar hasta que, en 1748, se comenzó a excavar en la zona. Su último despertar tuvo lugar en 1944, y destruyo con sus bostezos gran parte de la ciudad de San Sebastiano.
5. Popocatépetl
Ubicación: Puebla y Morelos (México)
Altura: 5400 m s. n. m
Tipo: Estratovolcán activo
Tipo de rocas: Andesita
Última erupción: 19 de mayo de 2023
Situado en el centro de México, a solo 72 km al sureste de Ciudad de México, exhibe una forma cónica simétrica ornamentada por 17 millones de metros cúbicos de glaciares perpetuos cerca de la boca del cono. El 3 de junio de 2019 registró dos nuevas explosiones que obligaron al Gobierno mexicano a declarar la alerta amarilla tipo 3. Con una edad estimada en 730 000 años, el Popocatépetl ha estado periódicamente activo, así que no es extraño el origen de su nombre, el cual procede de la lengua náhuatl y está compuesto por Pop?ca, 'que humea'; y tep?tl, 'montaña'. Desde 1354 se han registrado dieciocho erupciones, y la última, la del 17 de septiembre de 2021, hizo que el semáforo de alerta volcánica se elevara a amarillo fase 2, es decir, que los expertos recomiendan no acercarse a menos de un radio de 12 kilómetros del volcán.
6. Mayon
Ubicación: Legazpi (Filipinas)
Altura: 2422 m s. n. m.
Tipo: Estratovolcán
Tipo de rocas: Andesita y basalto
Última erupción: 24 de enero de 2018.
El Mayon forma parte de la cordillera que se extiende al sur de Manila, de unos 330 kilómetros de longitud, y es conocido como el cono perfecto, debido a su simetría. Su erupción más destructiva tuvo lugar el 1 de febrero de 1814, cuando su lava arrasó la ciudad de Cagsawa; provocó la muerte de unas 1200 personas. Las áreas cercanas también fueron devastadas por la erupción, que calcinó árboles y contaminó los ríos. Estos acumularon ceniza hasta a nueve metros de profundidad. La erupción ininterrumpida más prolongada tuvo lugar el 23 de junio de 1897, cuando permaneció siete días expulsando fuego.
En 1993, otra violenta erupción acabó con la vida de 77 personas. Y en 2001 obligó a evacuar a alrededor de 25 000. La última erupción con víctimas fue la del 7 de mayo de 2013, donde perdieron la vida cinco turistas que estaban visitando la zona.
7. Santa Helena
Ubicación: Condado de Skamania, en Washington (Estados Unidos)
Altura: 2551 m s. n. m.
Tipo: Estratovolcán activo
Tipo de rocas: Dacita
Última erupción: 10 de julio de 2008
La erupción del Santa Helena ocurrida el 18 de mayo de 1980, una de las más catastróficas del siglo XX, desplazó 2,7 kilómetros cúbicos de rocas volcánicas y originó una de las mayores avalanchas que registra la historia y que arrasaría una zona de más de 500 kilómetros cuadrados. Acabó con la vida de 57 personas. La explosión fue catalogada como la mayor de todas las ocurridas en Estados Unidos, pues tuvo una fuerza equivalente a la de quinientas bombas atómicas como la de Hiroshima y se oyó a más de 300 kilómetros de distancia.
Una parte importante de la zona devastada en aquel entonces tiene en la actualidad el acceso restringido, ya que fue convertida en un área de investigación. Concretamente, esta zona ocupa la cuarta parte de los 445 kilómetros cuadrados del Monumento Volcánico Nacional Monte Saint Helens, que fue creado en 1982 por el Congreso de Estados Unidos.
8, Merapi
Ubicación: Yogyakarta, en Java Central (Indonesia)
Altura: 2911 m s. n. m.
Tipo: Estratovolcán
Tipo de rocas: Andesita
Última erupción: 21 de junio de 2020
Frecuencia: suele entrar en erupción cada 10-15 años
Merapi se sitúa en las proximidades de la ciudad de Yogyakarta, una antigua urbe de varios cientos de miles de habitantes ubicada en la zona metropolitana de la isla de Java. Miles de personas viven en su falda, repartidas en algunas aldeas ubicadas a 1700 metros. Merapi –o Marapi– significa 'montaña de fuego', lo cual es muy apropiado si tenemos en cuenta que es el volcán más activo de Indonesia, que ha entrado en erupción regularmente desde 1548 y que suele hacerlo cada diez o quince años, aproximadamente.
Las erupciones más destructivas fueron las que tuvieron lugar en los años 1006, 1786, 1822, 1872 y 1930. Merapi es muy importante para los javaneses, particularmente para los que viven alrededor de su cráter, así que se han formado muchos mitos y creencias vinculados a sus erupciones. Por ejemplo, para mantener apaciguado al volcán, suelen traerle ofrendas en el aniversario de la coronación del sultán de Yogyakarta.
9. Kilauea
Ubicación: Isla de Hawái
Altura: 1247 m.s. n. m.
Tipo: Volcán en escudo
Tipo de rocas: Basalto
Última erupción: 16 de septiembre de 2023
Frecuencia: Es uno de los volcanes más activos de la Tierra
El Kilauea es uno de los volcanes más activos de nuestro planeta y, por tanto, de los cinco que conforman la isla de Hawái, así como el segundo más reciente, pues emergió del mar hace unos 70 000 años. El pueblo hawaiano considera los cinco volcanes de la isla como sagrados, y en la mitología hawaiana el cráter Halemaumau del Kilauea era interpretado como el cuerpo y el hogar de Pele, la diosa asociada con el fuego, los rayos, el viento y los volcanes.
Kilauea entró de nuevo en erupción en septiembre de 2023, tan solo tres meses después dos años después de su último despertar, en junio del mismo año, y apenas dos años después del anterior, en septiembre de 2021. Esta elevada actividad, sirvió de inspiración para su nombre, en hawaiano, que significa 'escupiendo' o 'propagándose mucho'.
10. Taál
Ubicación: Isla de Luzón (Filipinas)
Altura: 400 m s.n.m.
Tipo: Caldera volcánica activa
Tipo de roca: Basalto y andesita
Última erupción: marzo de 2022
El volcán Taál ha entrado en erupción 34 veces desde 1572, y ha causado la pérdida de numerosas vidas en las áreas pobladas que rodeaban el lago. En concreto, una erupción especialmente devastadora tuvo lugar en 1911, pues provocó más de mil muertes. Aunque el volcán ha estado inactivo desde 1977, ha dado signos de actividad desde 1991.
Está siendo vigilado muy de cerca por los vulcanólogo, habida cuenta de su proximidad a las áreas pobladas y su historia eruptiva violenta. Una erupción acontecida en enero de 2020 obligó a la evacuación de al menos 8000 personas. La siguiente, en julio de 2021, provocó varias intoxicaciones de niños por los efectos de la ceniza.
Como curiosidad, la isla del volcán albergaba hasta 2020 un lago llamado Lago del Cráter. Dentro del lago hay otra isla volcánica, llamada Vulcan Point, que es, además, la isla más grande del mundo dentro de un lago en una isla dentro de un lago en una isla.
11. Campi Flegrei
Ubicación: Nápoles (Italia)
Altura: 458 m s.n.m.
Tipo: Caldera volcánica
Tipo de rocas: Andesita
Última erupción: 29 de septiembre de 1538
Campi Flegrei o Campos Flégreos se considera el mayor supervolcán de Europa, si bien, en realidad, es una enorme caldera volcánica que cuenta con veinticuatro cráteres, muchos de ellos submarinos. Además de veintiuna erupciones menores, como la última de 1538, se sabe que ha tenido dos grandes erupciones, una hace 39 000 años y la otra, hace 15 000. En ambas, expulsó unos 200 kilómetros cúbicos de magma y lanzó cenizas sobre un área de 3,7 millones de kilómetros cuadrados.
Algunas teorías apuntan, de hecho, a que la primera de estas dos erupciones pudo haber influido en la extinción de Homo neanderthalensis. Los expertos estiman que una tercera gran erupción no tardará mucho en llegar, y, de producirse, podría desencadenar un tsunami de ¡treinta metros de altura!, lo cual representaría un grave peligro, sobre todo para el medio millón de personas vive en la zona roja del volcán.
Su nombre deriva del griego antiguo phlegraios, que significa 'ardiente'.
12. Glacier Peak
Ubicación: Washington (Estados Unidos)
Altura: 3 207 m s. n. m.
Tipo: Estratovolcán
Tipo de rocas: Dacita
Última erupción: Desconocida
Localizado en el Glacier Peak Wilderness, este es el más aislado de los cinco estratovolcanes principales del Arco Volcánico Cascade, en el Estado de Washington. Además, de los cinco, solo el Glacier Peak y el Monte Santa Helena han tenido grandes erupciones en los últimos 15 000 años. De modo, que el riesgo de una erupción en un año dado se estima actualmente de una en mil.
Sin embargo, no parece que eso preocupe demasiado, ya que un estudio realizado en 2005 a cargo del Servicio Geológico de los Estados Unidos llegó a la conclusión de que el Glacier Peak es uno de los volcanes que alberga mayor peligro, y que, sin embargo, está bajo un control inadecuado e insuficiente. Los lahares –flujos de sedimentos y agua que se moviliza desde las laderas volcánicas– de Glacier Peak representan una amenaza para las pequeñas comunidades de Darrington y Concrete.
13. Pinatubo
Ubicación: Isla de Luzón (Filipinas)
Altura: 1 486 m s. n. m.
Tipo: Estratovolcán
Tipo de rocas: Andesita, dacita y basalto
Última erupción: 15 de junio de 1991
La erupción más reciente del Pinatubo tuvo lugar en junio de 1991, tras medio siglo de inactividad. Se alzó como una de las más grandes y violentas erupciones del siglo XX. No en vano, lanzó enormes cantidades de gases hacia la estratosfera, más que cualquier otra erupción desde la del Krakatoa, en Indonesia, en 1883. Aquel despertar del Pinatubo provocó que las temperaturas globales de la Tierra descendieran aproximadamente 0,5 °C.
Los aetas, habitantes autóctonos que se habían instalado en las montañas desde la época de la colonización española, en 1565, se vieron obligados a abandonar sus aldeas tras las primeras explosiones, que tuvieron lugar en abril, y se reunieron en un pueblo a unos 12 kilómetros de la cumbre. La parte positiva de aquel desastre fue que enormes cantidades de minerales y metales fueron arrastrados a la superficie de resultas de la erupción, como cobre, níquel, cromo y cinc.
14. Kleud
Ubicación: Isla de Java (Indonesia)
Altura: 1731 m s. n. m.
Tipo: Estratovolcán (activo)
Tipo de rocas: Andesita
Última erupción: 14 de febrero de 2014
Desde el año 1000 se han contabilizado más de treinta erupciones, del Kleud, y estas acostumbran a ser muy explosivas, como muchos volcanes indonesios y otros situados en el Cinturón de Fuego del Pacífico. El 19 de mayo de 1919, una erupción mató a más de 5000 personas, la mayoría debido a los lahares.
Las erupciones más recientes de los años 1951, 1966 y 1990 acabaron con la vida de más de 250 personas. En febrero de 2014, otra erupción obligó a evacuar, al menos, a 200 000 habitantes, es decir, toda la población a diez kilómetros a la redonda. La erupción hizo cerrar tres aeropuertos y cubrió las carreteras con una capa de 3 a 5 centímetros de ceniza y arena. El Kelud, situado en el distrito de Kediri, en el este de Java, se considera uno de los volcanes más peligrosos de la isla debido a la densa población que vive en sus proximidades.
15. Agung
Ubicación: Isla de Bali (Indonesia)
Altura: 3142 ms n.m.
Tipo: Estratovolcán
Tipo de rocas: Andesita
Última erupción: 21 de enero de 2019
La erupción del Agung en 1963 fue una de las más grandes y devastadoras en la historia de Indonesia: provocó la muerte de entre 1100 y 1500 isleños. El 21 de noviembre de 2017, otra erupción lanzó una nube de cenizas de cuatro kilómetros de altura sobre el nivel del mar que obligó evacuar a decenas de miles de personas. El 21 de enero de 2019 volvía a entrar en erupción. El cráter escupió lava y rocas a una distancia de unos tres kilómetros y cubrió de cenizas decenas de localidades cercanas.
El Gunung Agung o monte Agung es la montaña más sagrada de Bali, y también la más alta, así que para muchos turistas es todo un reto tratar de escalarla. El templo más importante de Bali, Pura Besakih, también está localizado en sus laderas. Milagrosamente, Pura Besakih ha sobrevivido a los efectos de las violentas erupciones.
16. Erebus
Ubicación: Isla de Ross (Antártida)
Altura: 3 794 m. s n. m.
Tipo: Estratovolcán
Tipo de rocas: Basalto
Última erupción: 2011 (continúa)
El monte Erebus es uno de los pocos volcanes con un lago de lava permanente en su interior, lo cual es mucho más sorprendente si tenemos en cuenta que está situado en la costa oriental de la isla de Ross, en la Antártida. Es el volcán activo más austral de la Tierra. Es decir, que existe un volcán permanentemente activo desde 1972 en el que se considera el lugar más frío, ventoso y seco de nuestro planeta (la temperatura media anual es de -50 °C, y un día se llegó a registrar una temperatura de -93,2 °C).
Esto ha hecho conjeturar que en las cuevas próximas al volcán quizá se alcancen temperaturas lo suficientemente agradables como para que exista una gran variedad de fauna aún por descubrir. El Erebus, a su vez, tiene un volcán gemelo, el Terror. Ambos fueron descubiertos en 1841 por el explorador James Clark Ross y bautizados en honor a sus barcos: el HMS Erebus y el HMS Terror.
Le puede interesar:
El clima que nos espera en el futuro