La maravillosa leyenda sobre el origen del café

La maravillosa leyenda sobre el origen del café

Fuente:Sonora Star ,06/11/2021 08:41 am

Por Sonora Star 

La maravillosa leyenda sobre el origen del café

 

El café es una rica bebida que encanta a todos por lo que representa —el comienzo de un nuevo día—, y por la infinidad de maneras en las que puede prepararse, con lo que se convierte en un ritual personalizado para cada persona y su paladar.

Pero la costumbre de beber una rica taza de café no es cosa de este siglo, ni del pasado… de hecho ni siquiera de este milenio. Muchos historiadores coinciden que el café arábica (la principal especie cultivada para la producción de café a nivel mundial) proviene de las tierras altas del norte de Etiopía, al oriente del continente africano.

Se cree que entre los años 575 y 890 D.C., los persas y los árabes lo llevaron a Arabia y Yemen, en tanto que los nativos africanos lo extendieron a Mozambique y Madagascar. Entre los años 1600 y 1700, los holandeses y portugueses lo trasladaron a Sri Lanka, posteriormente a Java y a la India, así como a otras regiones de Asia y África.

Aunque no existe una fecha exacta sobre su origen, existe una antigua leyenda etíope que relata de manera fascinante cómo fue que se descubrió este asombroso grano y cómo se decidió transformarlo en una bebida.

Cuenta la leyenda que un pastor de nombre Kaldi sacaba sus cabras a pastar por las abruptas laderas de Kaffa, en Abisinia (antiguo Imperio Etíope). Un día sus animales se extraviaron y, tras mucho buscar, los encontró. No tardó en percatarse de que las cabras se portaban de una manera extraña: subían, bajaban, iban y venían con un estado de agitación.

El pobre pastor, preocupado de que se hubiesen envenenado, no tuvo más remedio que ir a dormir y esperar a que el malestar se les pasara. Sin embargo al amanecer el panorama era muy distinto, el rebaño estaba tranquilo.

Entonces, Kaldi llevó a sus cabras nuevamente a la misma zona de pastoreo para saber qué es lo que habían comido. A su paso se encontraron con unas plantas que tenían como cerezas muy tentadoras para las cabras, las mordisquearon y nuevamente el rebaño retomó la excitación y la actitud extraña del día anterior.

Después de probarlas él mismo, pronto notó que también estaba inquieto y esa noche le costó conciliar el sueño.

El pastor lo contó en su pueblo y el Abad de una mezquita próxima se interesó por aquellos frutos silvestres. Kaldi se dirigió al monasterio de Chehodet, donde se encontraban las personas más sabias de la región.

Al llegar, el pastor fue llevado con el Abad mientras que las cabras quedaron bajo el cuidado de unos monjes. El Abad llevó a Kaldi a la cocina, hizo la prueba de hervir las ramas con los frutos, pero fue tan desagradable el sabor de la infusión que arrojó las ramas florecidas sobre el fuego. Pero en ese momento la cocina se inundó de un aroma delicioso.

El Abad hizo una nueva prueba. Tomó uno de los frutos tostados y preparó una infusión con un aroma tan delicioso y agradable que atrajo a los monjes que estaban cuidando las cabras.

Entonces, el Abad decidió probar la bebida y comprobó que podía mantenerse despierto toda la noche. Después, pensó que sería una buena idea dar la bebida a sus discípulos para que se mantuviesen despiertos durante la oración nocturna.

Y así dicen que nació el café, y nunca imaginaron que ese sabor continuará hasta nuestros días.






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