Por Universia 


Pexels / Andrea Piacquadio

Olvídate de los objetos materiales, el dinero y la belleza. La clave de la felicidad está en aprender a amarnos a nosotros mismos.

La Real Academia Española define autoestima como la "valoración generalmente positiva de sí mismo". Esta característica es fundamental en el mundo en el que vivimos, ya que puede hacer que un profesional menos capacitado destaque frente a otro con más experiencia y habilidad.

Las personas que poseen una alta autoestima, según explica el psicólogo Rafael Santandreu, suelen ser mujeres y hombres más lanzados, amables y pacíficos. Los celos no forman parte de su vida, ya que se valoran demasiado como para menospreciarse.

Es importante saber que la autoestima no es una cualidad innata, como el color de los ojos. Cada uno de nosotros debemos aprender a desarrollarla y a modificarla con el paso de los años. Pero, ¿cómo se hace eso? Comprendiendo que "todas las personas son igualmente maravillosas por su capacidad de amar. Pueden tenerla más o menos escondida, pero todos somos capaces. La capacidad de amar la vida y a los demás es lo único que da la felicidad, por lo tanto, la única cualidad que vale la pena". El dinero, los objetos materiales y la belleza son superfluos y efímeros.

Hay muchos signos que pueden denotar una baja autoestima, como el actuar de forma sumisa ante una pareja, los progenitores o el jefe. Las personas celosas o violentas también suelen tener problemas de autoestima y de inferioridad, pero la diferencia es que estos intentan esconderla bajo conductas poco recomendables.

También es posible perder autoestima por algún acontecimiento de la vida. Los despidos laborales y las rupturas amorosas hacen pensar a la gente que no valen nada y que se merecen todo aquello que les sucede.

Por ello, es básico el cuidarse y quererse cada día, respetando y amando a los demás y a todo aquello que nos rodea. Claro está que gozar de una elevada autoestima no es la panacea ni la cura de la infelicidad, pero sí el primer paso para conseguir una vida próspera. Es también clave el aprender a disfrutar de los pequeños placeres de la vida, olvidándose de las quejas y preparándose para solventar todos los obstáculos que encontremos en nuestro camino.

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