Hablar en público es algo que vas a tener que hacer, muy probablemente, durante tu vida laboral. Ya sea porque tienes que presentar un proyecto a tu equipo (o a tus jefes), o porque te encarguen dar una charla a un grupo de clientes o inversores, llegará un día en el que tengas que ponerte el traje de speaker. Te contamos lo que necesitas para no aburrir a nadie, y para no flaquear en el escenario.
Hay situaciones complicadas en cualquier trabajo, y una de ellas es, sin ninguna duda, hablar en público. Para algunas personas se convierte en algo incapacitante hasta el punto de no poder hablar, de sudar por puros nervios o cometer errores garrafales.
Para entendernos, hablar en público no es como defender un trabajo de fin de grado. Al fin y al cabo, ese trabajo lo defiendes en un entorno controlado (¡y no le quitamos ningún mérito a la dificultad de la presentación!). Hablar ante un público desconocido, ante tus jefes o compañeros de trabajo es muy diferente, y por eso te conviene conocer los mejores trucos y la manera óptima de prepararte para superar ese trance.
Si eres un speaker nato que se siente como pez en el agua hablando en público… quédate también, porque seguro que puedes mejorar.
El miedo escénico lo tiene (casi) todo el mundo
Muchos actores cuentan que, antes de salir al escenario para una representación, sienten mariposas en el estómago, incluso miedo. Ellos, que viven de actuar frente a un público diverso y casi siempre desconocido. ¿Cómo no vas a sentir tú miedo a la hora de hablar en público?
Hasta el conferenciante más experimentado va a sentir cómo se acelera su corazón o le sudan las manos antes de empezar. Es lógico, ¿y si algo sale mal? ¿Y si olvida lo que iba a decir, y se queda en blanco? No hay cura para estos sentimientos, pero hay tratamiento: la práctica. Practicar y practicar para no dejar nada al azar. Para que todo fluya con naturalidad.
Veamos cómo superar el miedo y hablar en público con soltura.
Practica una vez más. Como ya comentamos, la práctica es tan importante que vamos a repetirlo una última vez: practica. Vuelve sobre tus notas, grábate (y luego mírate), o pídele a algún amigo que sea tu público beta. Mejor si es un amigo capaz de hacerte críticas constructivas y al que no le tiemble la voz para decirte qué le chirría.
Conoce bien a tu audiencia porque lo que vas a comunicar es para ellos. Puede parecer obvio, pero saber exactamente quién te va a escuchar te ayudará a encontrar el mejor tono, la profundidad de la exposición, el lenguaje, el tempo…
No leas tu discurso. Es lo peor que podrías hacer. Primero, porque aburrirás a tu audiencia, y segundo porque perderás el contacto con ella. Tener un guión es interesante para no perderte, pero olvida cualquier planteamiento que te lleve a la muerte por powerpoint.
Sé natural, deja que tu personalidad salga a relucir y da un toque personal. Los mejores hablando en público escapan de lo encorsetado y anodino, así que toma buena nota de este consejo para incorporarlo a tus rutinas. Ser natural te va a ayudar a comunicar mejor y a conectar con tu audiencia, pero para llegar a ser natural debes hacer algo antes: sí, practicar (vuelve al punto 1).
Controla tus gestos. Y por controlar queremos decir que los gestos deben ser los justos, ni más ni menos. Hay gente que tiende a mover las manos en exceso mientras habla, algo que puede distraer a la audiencia; otras personas tienen «tics» nerviosos que provocan desasosiego. Podríamos incluir aquí las muletillas, los sonidos que transmiten inseguridad («eeeh…», «bueno», «pues…») y las palabras que no conviene que digas en entornos profesionales. No te vamos a decir cómo dominar esto (ve al punto 1).
Mantén la tensión. Hablar en público tiene mucho de enganchar a tu audiencia. Como pasa con una novela: un comienzo prometedor, un desarrollo que te atrapa y un final épico hacen que tu experiencia como lector sea estupenda. Al hablar en público pasa lo mismo, así que trata de comenzar bien y terminar mejor.
Aparte de todos estos consejos, ten en cuenta que lo mejor que te puede pasar es que te den feedback sobre tu exposición. Ese feedback puede venir a posteriori, o puede que lo recibas mientras estás hablando (si alguien bosteza, ¡tierra, trágame!).
Sea como sea el feedback, tanto si es positivo como negativo, inmediato o a posteriori, utilízalo siempre en tu beneficio. Incorpora a tu estilo aquellos cambios que contribuyan a mejorar.
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