Universia
Año tras año, los ciberataques se cuentan por millones en todo el mundo. Robos de datos sensibles, suplantación de identidad, secuestros digitales… La tarea de prevenirlos y, en el caso de que sea tarde, solventar sus efectos es troncal para la supervivencia de las organizaciones y la seguridad de las sociedades en su conjunto. No es de extrañar, pues, que la ciberseguridad sea hoy una profesión repleta de oportunidades laborales.
¿Ha llegado alguna vez a tu móvil un SMS con el mensaje “tiene un paquete sin entregar, acceda a este link para hacer un seguimiento? ¿O un mail en el que te aseguran que si completas una sencilla encuesta recibirás un iPhone gratis? No caigas en la trampa. No entres en los enlaces. Están tratando de infectar tus dispositivos con un malware a partir del cual tendrán acceso a tus datos personales y financieros.
Todos los años, el Foro Económico Mundial publica un informe en el que señala las principales amenazas a las que se enfrenta la sociedad internacional. En el último de los presentados, The Global Risks Report 2022, destaca el extraordinario crecimiento del peligro que suponen las ciberamenazas en este mundo globalizado. Los datos están ahí: los ciberataques basados en software malicioso, o malware, se incrementaron en un 358% entre 2020 y 2021. Por su parte, los llamados secuestros informáticos o ransomware crecieron en un 435%.
La ciberseguridad se ha convertido en una necesidad que compete a organismos públicos y privados y que supone una amenaza a la estabilidad socioeconómica. Las estimaciones de los expertos indican que en el año 2025 la ciberdelincuencia implicará un coste que superará los 10 millones de dólares. ¿Qué se puede hacer contra ello? Por un lado, y fundamental, sensibilizar a la sociedad sobre buenas prácticas que eviten caer en las redes de los delincuentes. Por otro, formar y contar con especialistas capaces de adelantarse a las amenazas y lidiar con ellas.
Hoy las empresas son muy conscientes de la importancia que tiene contar con un equipo especializado en la ciberseguridad para evitar pérdidas millonarias. La ciberseguridad es un nicho que cotiza claramente al alza en el mercado laboral. Necesitamos gente como tú para evitar que los delincuentes se salgan con la suya.
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De qué hablamos cuando hablamos de ciberseguridad
El objetivo de la ciberseguridad es proteger las redes, los sistemas y los programas informáticos de ataques cibernéticos que buscan secuestrar, modificar o destruir información sensible perteneciente a empresas o usuarios. En buena parte de las ocasiones, los ciberdelincuentes extorsionan al propietario de la información que han secuestrado. En caso de que no paguen un rescate o acceda a sus peticiones, impedirán el acceso, destruirán o divulgarán la información confidencial secuestrada.
En un mundo hiperconectado en el que los datos e informaciones más sensibles permanecen en el mundo digital, la ciberseguridad es fundamental, ya que estos delitos suponen una interferencia en la vida personal y económica de los individuos e incluso tienen la capacidad de poner en riesgo la supervivencia de las empresas que sufren robo de información sensible o de identidad.
Los profesionales especializados en detectar, impedir y solucionar estos ciberdelitos son fundamentales en el mundo de hoy. Sin su labor de protección las empresas podrían sufrir pérdidas millonarias y los ciudadanos estarían muy desprotegidos en acciones de su día a día, como realizar una transacción por Internet, dar de alta la cuenta de una plataforma de streaming o simplemente la gestión de su cuenta bancaria.
Como decíamos, buena parte de los delitos tienen como objetivo las empresas o los sistemas, ya que los delincuentes entienden que resulta más efectiva la extorsión en las mismas, pero también sistemas críticos para el desarrollo de un país, como la Defensa o el campo de la salud. Para acceder a los datos confidenciales o impedir su labor, aprovechan brechas de seguridad que, en muchos casos, se originan a partir acciones que realizan los propios trabajadores durante su labor cotidiana.
Presta atención: te contamos algunas de las formas más habituales a través de las cuales los ciberdelincuentes “se cuelan” en las entrañas más sensibles de las empresas:
Phising: Se trata de una de las fórmulas más extendidas de ataque cibernético. El delincuente utiliza un canal de información habitual, ya sea el mail, las redes sociales, la llamada telefónica, un SMS o el sitio web. Su intención es persuadir a la víctima de que abra un enlace o descargue un documento adjunto. Cuando lo hace, el atacante adquiere un control que le permite robar identidades o secuestrar información sensible de la empresa. El trabajo en remoto y el uso de dispositivos personales para el desarrollo de la labor profesional ha multiplicado el riesgo del phishing también para las empresas.
Ransomware: Se trata de un software capaz de introducirse en el dispositivo y cifrar por completo el sistema operativo o alguno de los archivos. Los ciberdelincuentes piden un rescate para poder volver a tener acceso al sistema. Los expertos en ciberseguridad deben hacer un análisis periódico de vulnerabilidades para evitar que los ladrones puedan acceder al sistema a partir de las brechas de seguridad.
Fraude del CEO: Los expertos llevan tiempo indicando que este delito se encuentra en pleno crecimiento en las empresas. El modo de operar es muy sencillo. Los ciberdelincuentes suplantan la identidad del CEO o algún responsable de la empresa y envían un correo electrónico a algún cargo medio en el que solicitan el envío de datos sensibles de la compañía. El trabajador cree estar respondiendo a su superior y entrega la información.
Deep fake: Los delincuentes utilizan el deep learning y la inteligencia artificial para falsificar identidades y perpetrar estafas a partir de la confianza que ofrece la persona cuya identidad ha sido suplantada. Hace unos días salió a la luz que unos piratas informáticos habían generado un deep fake del CCO de Binance, la mayor plataforma de intercambio de criptomonedas del mundo. Los delincuentes recrearon su apariencia física y la utilizaron en videollamadas con responsables de otras empresas que, tras la conversación, realizaron operaciones económicas que resultaron contraproducentes para la compañía.
Ataque de fuerza bruta: Mediante un sistema de prueba y error, y con ayuda de las nuevas tecnologías de proceso de datos, los delincuentes consiguen claves y contraseñas privadas y de empresa y acceden a los datos que se comparten por los distintos canales. Utilizar contraseñas seguras y cambiarlas periódicamente es esencial para evitar que los delincuentes accedan a datos sensibles.
La formación en ciberseguridad, una garantía de protección… y de empleo
Las nuevas tecnologías han optimizado las oportunidades de empleo y la flexibilidad de los trabajadores. Pero, por otro lado, suponen un reto mayúsculo ante la aparición de nuevas amenazas para la seguridad. Desde el punto de vista del usuario, todas las personas deberían tener un pequeño conocimiento de buenas prácticas para evitar caer en las redes de los ciberdelincuentes. Pero, junto al compromiso de los usuarios, se necesita el concurso de especialistas que impidan brechas de seguridad y aporten las claves para evitar los desmanes de los delincuentes.
El entorno de la ciberseguridad necesita de un amplio equipo de profesionales en el que la formación y el conocimiento de diferentes procesos informáticos es fundamental. Esto no quiere decir que exista una formación específica centrada en esta especialidad, aunque los puestos de especialistas suelen demandar haber estudiado una ingeniería técnica o superior a partir de la cual especializarse.
No obstante, la actualización constante de conocimientos resulta esencial en esta disciplina. Adelantarse a las nuevas formas de ciberataques es básico. La ciberseguridad compromete el desarrollo de las personas y de las empresas y la evolución tecnológica hace que continuamente los delincuentes adopten nuevos modelos de ataque y modifiquen su modus operandi para dificultar su identificación.
En este sentido, los bootcamps y másteres especializados en ciberseguridad se convierten en elementos formativos clave para aprender a identificar y poner freno a los ciberdelitos. Pero, una vez que has empezado a trabajar en ello resulta troncal que sigas formándote y permanezcas atento a cómo evoluciona la tecnología y las posibles brechas de seguridad que se generan.
Pero, ¿qué es lo que necesita conocer un experto en ciberseguridad? En primer lugar, se exige un amplio conocimiento del software y de la informática en general. El contexto de los ataques es muy variable y, por ello, ha de moverse como pez en el agua con diferentes sistemas operativos y tener conocimiento profundo de los lenguajes de programación.
El experto debe tener la capacidad de comportarse él también como un hacker. El llamado hacking ético es una labor que puede prevenir ataques futuros. Se trata de hackear los sistemas de la empresa de forma que se puedan descubrir posibles vulnerabilidades en toda la infraestructura de la compañía y desarrollar los elementos que adopte las medidas de protección necesarias.
Además, el especialista en ciberseguridad tiene la obligación de establecer los protocolos de seguridad de la compañía y sensibilizar a todos los trabajadores sobre la importancia de poner en marcha buenas prácticas. Además de estas recomendaciones, es el encargado de desarrollar los estándares de acceso a los diferentes sistemas de la empresa.
Las certificaciones en ciberseguridad, una garantía de empleo
En un campo tan crítico como es la ciberseguridad, las certificaciones que demuestran el conocimiento por parte de los profesionales de las tecnologías vinculadas son muy valoradas por las empresas en los procesos de selección de los candidatos. Algunas de las más apreciadas hoy en día son las siguientes:
CompTIA Security+. Se trata de una certificación de nivel básico, ideal si estás empezando en el campo de la ciberseguridad. Obtenerla demuestra a los reclutadores que cuentas con conocimientos esenciales en conceptos como el análisis de amenazas o la aplicación de técnicas de mitigación de riesgos.
CEH. Su nombre son las iniciales, en inglés, de Hacker Ético Certificado. Y obtenerla certifica exactamente eso, que tienes la capacidad de pensar como un ciberdelincuente, pero desde “el lado de los buenos”. Resulta especialmente valorada por las empresas que demandan profesionales capaces de hacer un escaneo de las debilidades de los entornos tecnológicos de la compañía
(ISC)2 CISSP: Una de las certificaciones de ciberseguridad más valoradas del mercado. Contar con ella demuestra un conocimiento profundo de la especialidad y garantiza que el profesional es capaz de poner en marcha un programa completo de ciberseguridad en las organizaciones. Se trata de una certificación para personas con varios años de experiencia y permite acceder a posiciones de gestión dentro de las compañías. Su relevancia es tal que hasta el ejército estadounidense exige tener esta certificación para trabajar en determinados puestos.
(ISC)2 CCSP: En este caso se trata de un certificado específico para la nube. Y he ahí su creciente importancia. Cada vez más empresas desarrollan su labor en un entorno cloud. Conocer las vulnerabilidades y proteger la información y los activos de la nube es esencial para cualquier organización.
Las empresas están hoy hiperconectadas. La tecnología es parte fundamental de su éxito, pero también genera una amenaza cambiante que no existía hace años. La ciberseguridad se concibe como un elemento troncal en la estructura de cualquier empresa y compromete a todos los profesionales de la misma. Pero son los expertos los que deben poner en marcha los planes que ayuden a evitar los ataques de los delincuentes y resuelvan posibles problemas vinculados a estos. Ante este enorme reto, la demanda de profesionales cualificados crece como la espuma. Si te interesa este campo, no te lo pienses: la ciberseguridad puede presumir de ser una de las profesiones con más presente y futuro en todo el mundo.
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