Utilizar sabiamente nuestra habilidad de negociación nos va a abrir muchas puertas en nuestra carrera profesional. Te explicamos los beneficios y las fases de una buena negociación.
Absolutamente todo en la vida es negociación. Cruzar la calle es negociación, por ejemplo. Decidir a qué restaurante vamos es una negociación. En la mayoría de las ocasiones no somos conscientes de estar negociando, y eso nos hace perder oportunidades.
En el terreno laboral, por ejemplo, saber negociar es clave para crecer profesionalmente. Una negociación es un esfuerzo de interacción orientado a generar beneficios.?
Es decir, tenemos dos partes que tienen intereses comunes, pero también tienen un conflicto entre ellas que hay que resolver para beneficio mutuo. Por ejemplo, si queremos un aumento de sueldo, el conflicto estará en ese aumento en sí, mientras que los intereses comunes serán seguir trabajando y contribuyendo a la empresa.
Una negociación no es un enfrentamiento, sino una herramienta para establecer un marco con el que podemos mejorar. Podemos aprender valores positivos, empatía, y ser capaces de cerrar acuerdos y conseguir resultados.
Beneficios de la negociación en el trabajo
No hay ninguna duda sobre el papel importantísimo de la negociación para la gestión de conflictos. Eso es algo que no es necesariamente negativo: ¡un conflicto no implica lucha o pelea!
La negociación en el trabajo nos va a aportar tres beneficios principales:
· Contribuye a construir mejores relaciones.
· Permiten llegar a soluciones duraderas y de calidad, en lugar de soluciones mediocres a corto plazo que no satisfacen a ninguna de las partes.
· Nos ayuda a evitar futuros problemas y conflictos.
En el trabajo, la negociación nos puede servir para mejorar en nuestra carrera profesional de muchas maneras. Una de ellas, la más evidente, es la de conseguir un sueldo mejor. Pero no es, ni de lejos, el mayor beneficio que puedes obtener en tu carrera. Puedes negociar un mejor horario, flexibilidad, conciliación, mejores beneficios sociales, una formación orientada hacia un determinado fin…
¿Por qué limitarte al dinero, si puedes mejorar considerablemente tu vida? El primer paso en cualquier negociación es tener claro qué queremos conseguir. Después, habrá que ver cómo podemos elaborar una estrategia que nos acerque a ese objetivo que nos hemos marcado. Fíjate en los niños, negociadores expertos: tienen clarísimo qué quieren, saben de quién conseguirlo, y no aceptan un no.
Las fases de la negociación: cómo dominarlas para tener éxito
Una negociación es un proceso que necesita de una buena estrategia y preparación. Tienes que sacar todas tus «armas» a la hora de negociar para alcanzar el objetivo que deseas… o uno cercano que te convenga haciendo algunas concesiones menores.
Para tener éxito, fíjate en las cuatro fases típicas de la negociación que te vamos a contar a continuación. Piensa que, como todo en esta vida, vas a mejorar con la experiencia. Sin embargo, siempre es bueno partir sobre una buena base. Veamos esas cuatro fases de la negociación en detalle.
Fase de preparación
Es crucial prepararnos muy bien antes de acudir a la reunión con la parte contraria. Esto implica estudiar bien qué argumentos podemos esgrimir y, por supuesto, cómo puede que nos responda nuestro «adversario». Debemos tener claro el objetivo de la negociación y utilizar todas las herramientas a tu alcance para conocer todos los detalles que te ayudarán en el proceso.
Practicar un poco antes de la reunión nos va a dar la confianza necesaria en nosotros mismos y nuestros argumentos, y conseguiremos así estar más tranquilos en la siguiente fase.
La discusión
Es, como te imaginas, una de las fases más importantes porque aquí entra en juego toda la preparación previa, pero también tus habilidades comunicativas. No solo hablamos del lenguaje verbal, sino del no verbal (importantísimo porque puede mostrar tus debilidades y un interlocutor hábil lo utilizará en tu contra), así como tu actitud en la negociación, tu tono de voz y otros muchos detalles. En esta fase vas a plantear tu posición y, por supuesto, a defenderla.
La hora de las propuestas y el cierre de la negociación
¿Qué es lo que propones? ¿Hasta dónde puedes ceder? Es el momento de poner sobre la mesa todo lo que quieres para conseguir tu objetivo, defendiendo bien tu posición, pero siempre teniendo en cuenta a la otra parte. No se trata de ganar a toda costa, sino de llegar a una situación de compromiso que beneficie a ambas partes.
Es verdad que lo ideal es llegar a un acuerdo que resulte muy positivo para todos, pero no es lo habitual. Normalmente, una de las partes va a ceder en alguna postura, y la otra parte cederá en otra postura. También puede pasar que recibas un ultimátum si no has jugado correctamente tus bazas.
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