Universia
Salir de la zona de confort se ha convertido en uno de los mantras más extendidos en los últimos años. Sin duda es una buena práctica para ampliar conocimientos y aumentar fortalezas, en el trabajo y en la vida. Sin embargo, hay casos en los que los límites y la capacidad de marcarlos y respetarlos puede proteger de consecuencias muy negativas. En el trabajo, por ejemplo, existen límites necesarios para cuidar la salud mental y aprender a ponerlos en práctica es, además, especialmente importante si estás dando tus primeros pasos en el mundo laboral.
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Establecer límites en el trabajo es vital para prevenir el agotamiento, mantener el estrés bajo control y garantizar que el trabajo y la vida familiar sean dos cosas separadas. En el contexto laboral, los límites ayudan a protegernos y salvaguardar nuestro bienestar y, por tanto, nos permiten dar lo mejor de nosotros. Desafortunadamente, hoy en día se espera que los empleados hagan más con menos recursos y personal. Manejar cargas de trabajo excesivas y la presión para lograr resultados puede ser muy estresante.
Según una investigación del Future Forum, el agotamiento (burnout) debido al estrés en el lugar de trabajo está en su punto más alto. De los trabajadores encuestados en seis países (EE.UU., Reino Unido, Francia, Japón, Alemania, Australia), el 42% dijo padecer agotamiento. La Organización Mundial de la Salud define esta condición como una sensación de falta de energía y negativismo. Dos tipos de personas corren especial riesgo: las mujeres y los trabajadores menores de 30 años.
Causas del agotamiento mental en el trabajo
El estrés crónico puede provocar graves problemas de salud: contribuye a la hipertensión arterial, al deterioro de la función inmunológica, a enfermedades cardíacas, problemas gastrointestinales, diabetes e incluso cáncer. A todo esto hay que sumar los trastornos mentales como la depresión, la ansiedad o el insomnio. Además, el estrés afecta negativamente a la concentración, la toma de decisiones, la creatividad y el rendimiento.
La tecnología digital ha desdibujado la línea entre el trabajo y la vida privada, con algunas consecuencias positivas, como una mayor flexibilidad que ha permitido ampliar la opción del teletrabajo, pero también otras negativas. Por ejemplo, la invasión de los espacios, tanto físicos como temporales, destinados a la vida privada. Con programas como Slack, Teams, Zoom y similares, es fácil encontrarse conectados al final de la jornada. Y es igual de fácil para jefes y colegas enviar mensajes fuera del horario laboral.
El estrés que genera el constante bombardeo de información, la multitarea y la necesidad de estar disponibles las 24 horas del día es considerable. Incluso durante las vacaciones resulta difícil desconectar completamente del trabajo. Esta incapacidad para relajarse provoca que el estrés, la ansiedad y la depresión sean el motivo por el que las personas acuden al médico una de cada cinco veces. Por esta razón, establecer límites claros sirve para eliminar interpretaciones ambiguas de las normas, lo que deja demasiado espacio para quienes creen que pueden aprovecharse.
Cómo poner límites para manener el bienestar emocional
Los límites deben verse como un elemento valioso para protegerse y promover una cultura positiva en el trabajo. Sin embargo, esto suele ser más fácil decirlo que hacerlo. Primero, el trabajador debe comprender cuáles son sus límites en función de sus prioridades y valores. Luego, necesita llevar a cabo una especie de auditoría interna, prestar atención a cuándo se siente estresado, enojado o frustrado. Suelen ser señales de alerta que indican que es hora de poner límites.
Entonces hay que abordar el tema con el superior. Se puede empezar hablando de ello de forma positiva. En lugar de decir que ya no se responderá a los correos después de las 6 de la tarde, ya que no está en el contrato, se puede decir: "Lo doy todo en el trabajo y tengo que desconectar cuando salgo de la oficina para volver al día siguiente con las energías necesarias". Incluso manteniéndose firmes en los límites propuestos, se puede intentar ser flexibles y proponer alternativas. Como, por ejemplo, sugerir un colega u otra persona que podría ser adecuada para un determinado proyecto y tendría más tiempo para ocuparse de ello.
Una vez identificados, comunicados y aceptados los límites, es fundamental aprender a respetarlos. Por ejemplo, no se puede decir que no se quiere recibir comunicaciones durante las dos horas del almuerzo y luego enviar una serie de correos electrónicos o mensajes durante ese tiempo. Para que sean eficaces, los límites deben ser claros e inequívocos. Al principio, respetarlos es más difícil que establecerlos, pero es absolutamente crucial para la salud. Además, permitir demasiadas excepciones debilita la eficacia del límite establecido.
Atrás quedaron los días en los que alargar la jornada en la oficina, responder correos electrónicos a medianoche y estar ‘siempre disponibles’ se valoraba como una señal de buen trabajo realizado. Todo el mundo tiene derecho a desconectar y descansar, también porque es la única forma de recargar energías y por tanto poder ofrecer mejores resultados y rendimiento. En definitiva, es conveniente para todos, trabajadores y empresas.
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