Por Verónica Villalobos
No hay forma de evitar el cambio. Las nuevas tecnologías aparecen con potencia en el mercado y no hay nada que podamos hacer. La innovación, como base de la construcción…
No hay forma de evitar el cambio. Las nuevas tecnologías aparecen con potencia en el mercado y no hay nada que podamos hacer. La innovación, como base de la construcción de un futuro deja modelos de trabajo en el pasado, y con esto, las dudas comienzan a aparecer.
En la actualidad, la interrogantes sobre la posibilidad de ser reemplazado por una máquina son tantas, que existen sitios web dedicados a calcular el porcentaje de probabilidad que esto suceda.
Gracias a una investigación titulada “El futuro del empleo: ¿qué tan susceptibles son los trabajos a la informatización?”, realizada por Carl Benedikt Frey y Michael A. Osborne en 2013, la plataforma willrobotstakemyjob.com extrajo las probabilidades de automatización del documento, junto con información adicional de la Oficina de Estadísticas Laborales de Estados Unidos, con la finalidad de entregar una idea próxima de las posibilidades que tienen las máquinas por sobre los humanos en cuanto a las habilidades en el trabajo.
Según el informe titulado “Inteligencia Artificial, promesas y amenazas” publicado en 2018 por la Unesco, existen diversos conflictos éticos cuando hablamos de las máquinas, el trabajo y los humanos.
Llevarle el ritmo a una máquina no es sencillo. Sin embargo, la historia nos ha enseñado que el cambio si bien no es fácil de digerir, es una ventana hacia una nueva oportunidad de crecimiento.
“Con la IA no solo la mayoría de las dimensiones de la inteligencia –salvo tal vez el humor- son objeto de análisis y de reconstrucciones racionales con ordenadores, sino que además las máquinas traspasan nuestras facultades cognitiva en la mayoría de los terrenos, lo cual despierta temores de riesgos de carácter ético”, expone el documento.
Considerando lo anterior, los riesgos estipulados por la Unesco se subdividen en tres categorías: “la escasez de trabajo, que sería ejecutado por máquinas en lugar de seres humanos; las consecuencias para la autonomía del individuo, en especial para su libertad y su seguridad; y la superación del género humano, que sería sustituido por máquinas cada vez más inteligentes”.
Entonces, ¿Podrán las máquinas adquirir las mismas habilidades que los humanos y reemplazarnos en nuestro trabajo?
Ciertamente, no. Según el líder de investigación de plataformas robóticas de la Universidad Nacional de Colombia, Ricardo Ramírez, “el ser humano tiene gran cantidad de habilidades y capacidades que la tecnología de los robots aún no pueden imitar”.
Siguiendo con la misma línea, el investigador de robótica de la Universidad de Copenhague, Andrés Fariña, expresó en el Congreso Internacional en Aplicaciones de la Inteligencia Artificial, que “todavía debemos avanzar en garantizar en que los robots sean capaces de realizar sus funciones de manera fiable”.
De esta manera, pensar en la inteligencia artificial como un enemigo no es una buena opción, por lo que el futuro recae en considerar a la tecnología como un potenciador de las habilidades humanas.
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